26.12.05

Todo se vende...

Hay cosas que a uno no le gustaría leer. Ni saber que existen. Pero son reales y tangibles, por desgracia. Como el caso de Justin Berry, un adolescente al que un día se le ocurrió comprar una cámara para su ordenador con la que poder hacer amigos.

Lo cual no es nada malo. Pero lo cierto es que ningún chico de su edad respondió a sus mensajes, sino hombres adultos que sólo querían una cosa: contemplar su cuerpo a cambio de dinero. Y así, casi sin querer, este chico se convirtió en una "estrella" en Internet y recibió cientos de miles de dólares por mostrar su cuerpo a adultos sin escrúpulos.

Según la investigación del New York Times, se descubrieron casi 600 páginas similares creadas por adolescentes que se convierten en "estrellas de la pornografía juvenil" en Internet.

Me da una pena infinita el que estas cosas sucedan en el mundo. Pero, por suerte, todavía hay personas, como los periodistas del New York Times, que luchan por erradicar estas abominables prácticas y contribuir a que este mundo sea un poco mejor.

Artículo original (traducido al español en El País)